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La industria de las bebidas disminuye el uso de azúcar

Según la cámara sectorial de la Andi, se debe hacer un debate técnico y científico en el sector para luchar contra la obesidad.

La industria de bebidas no alcohólicas, una actividad que maneja un mercado de $13,8 billones, sostiene que con el paso del tiempo ha diversificado el portafolio de tal manera que hay una disminución significativa del uso del azúcar como principal endulzante.

Según las más recientes cifras de la Cámara de la Industria de Bebidas de la Andi, se observa cómo en el último año, 42% de las bebidas llevaban azúcar.

Este dato, está acompañado del crecimiento en participación de edulcorantes no calóricos (21%), edulcorantes + azúcar (33%) y sin edulcorante o carbohidrato (4%). Este reporte del 2018 contrasta con las estadísticas del 2005, cuando 83% de las bebidas eran endulzadas con azúcar. Con edulcorante no calórico, apenas el 8% y con azúcar + edulcorante, el 9%.

A esa disminución en el uso del azúcar se agrega toda la tarea de innovación que ha hecho el sector, dice Felipe Torres, director de la Cámara de la Industria de Bebidas de la Andi.

Es así como hoy la categoría está conformada por diez segmentos distintos, lo que evidencia la variedad que está al alcance del consumidor a la hora de elegir una bebida.

Con estos datos sobre la evolución de la oferta al consumidor, el gremio que reúne a las compañías más representativas, dice que no tienen razón quienes cuestionan a la industria e insisten en que fijar un impuesto específico como una salida para la lucha contra la obesidad en el país.

“Entendiendo las necesidades de ese cliente, y también siendo parte de las soluciones contra la obesidad, la industria firmó desde el 2016 cinco compromisos de autorregulación y uno de ellos es el de la innovación, que incluye medidas como la oferta de productos que no lleven azúcar teniendo en cuenta que lo más importante es que el consumidor tenga opciones y tome la decisión”, explicó Torres.

Otra medida dentro de ese programa de autorregulación es del cambio de los tamaños de presentaciones de las bebidas. De ahí, dice, surgieron las botellas de 240 ml. Esto con el fin de que la persona tenga una porción más pequeña de la ingesta de la bebida.

Las empresas también tienen el compromiso de información al consumidor y por eso tienen un sistema GDA frontal que le suministra los datos claves del producto que consume.

Torres señala que contrario a voces que apelan a la fijación de un gravamen para desestimular el consumo de bebidas azucaradas, la industria es partidaria de que la lucha contra la obesidad se lidere desde la educación por un consumo responsable e informado de estos productos.

“Frente al tema de impuestos y etiquetado, actualmente tenemos varias organizaciones que vienen difundiendo información de la industria que no es correcta y en muchas ocasiones información falsa. Muestran una industria que engaña al consumidor con la información que presenta”, dice Torres, quien rechaza un estudio de la organización Educar Consumidores en el que se critica a la industria.

“Estas organizaciones buscan un culpable frente a los problemas de obesidad y han sacado reportes con los que no estamos de acuerdo”, insistió.

Después de la aprobación de la ley de financiamiento, que cambió el régimen de IVA para este sector, los efectos aún no están medidos, pero es claro que ha tenido un impacto al consumidor pese a que algunas empresas han decidido absorber algo del costo.

Sin embargo, asegura Torres, el tema del impuesto específico a las bebidas aseguradas sigue rondando los debates. Para el directivo, a la hora de que se plantee una medida de esta naturaleza, el llamado es a tener un debate con bases técnicas y evidencias científicas, sin dejarse llevar por tendencias.

Además, las empresas del sector dice que se mire con cuidado lo que ha traído esa medida en otros países en lo que tiene que ver con la lucha contra la obesidad.

Según la Andi, lo que se ha visto en México que tiene un impuesto desde el 2014 es que si bien existe, la obesidad ha venido creciendo y está en los niveles más altos.

Lo mismo ha pasado en Chile, donde también opera un gravamen y el fenómeno está en ascenso.

“Entonces nos metemos en estos debates de impuestos saludables, pero no le estamos pegando al foco de estos temas que es lograr bajar los índices de obesidad del país”, comenta el directivo de la Andi.

“No se puede afectar una industria que genera empleo formal, que aporta al PIB colombiano, que está en casi todos los departamentos del país y que genera un impacto importante en el desarrollo social y económico”, puntualizó.

MÁS DINÁMICA EXPORTADORA

En medio de un 2019 que se espera interesante para los negocios del sector en el mercado nacional, llama la atención que el año pasado se notó un mayor movimiento exportador, pese a que no es intensiva en ventas externas.

En el 2018, sumaron alrededor de US$54 millones, pero frente al 2017 representó un aumento del 79%.

“Lo que suele pasar a veces es que cuando el mercado nacional se encuentra en crisis, como ocurrió en el 2017, las industrias buscan otros mercados para colocar sus productos. Entonces el año pasado la industria empezó a llegar a Centroamérica, El Caribe, Ecuador y Perú”, aseguró Torres.

Fuente: https://www.portafolio.co