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¿Hoja de coca para producir gaseosas y chocolates?

08 Abril, 2019

Proponen industrialización de esa materia prima, por una sola vez, para sustituir cultivos ilícitos. Una propuesta alternativa, tan novedosa como arriesgada, consistente en industrializar la hoja de coca, en lugar de fumigarla y destruirla, promete ser la solución para acelerar la reducción, teniendo réditos sociales, de estos cultivos de uso ilícito en el país que en la última medición de la ONU llegan a las 171.000 hectáreas.

El aprovechamiento de la coca como materia prima en otros productos, según este proyecto, además ayudaría al sustento de las 130.000 familias campesinas que se comprometieron con el programa de la sustitución voluntaria por otros cultivos y que se quejan del incumplimiento de los pagos que debe hacerles el Gobierno.

Detrás de la propuesta está un grupo de profesores de las universidades Andes, Nacional, del Cauca y Tadeo. Plantean este programa a cuatro años, y en el primer año empezar por el suroccidente del país como en Cauca, Nariño y Putumayo.

“Si tiene éxito se puede replicar en otras zonas como el Urabá, Catatumbo, Guaviare y Meta en los siguientes años”, dice Carlos Eduardo Paz, una de las personas detrás de esta iniciativa.

Paz explica que este proyecto tendría que funcionar como una empresa de generación de bienes colectivos, pues se piensa como un emprendimiento que favorezca a los campesinos cultivadores, para que sea aprovechada la producción que hoy tienen en sus fincas de hasta 2 hectáreas y por cuya producción recibirían un ingreso que le permita sembrar cultivos de yuca, piña o banano.

“El país ha hecho esfuerzos para erradicar y sustituir estos cultivos sin aprovechamiento alguno, esto sugiere, por una vez, aprovechar la cosecha de la hoja de coca para producir el extracto e impedir que con ella se produzca el clorhidrato de cocaína, que es el uso perverso y destructivo que se logra a partir de la planta ancestral que es medicinal”, agrega Paz, quien señala que este procedimiento extractivo tiene patentes incluso en Estados Unidos, a nombre de Greg Ahoronian, fundador de Kuka Xoko, que explota químicamente un nuevo saborizante con este sustancia de carácter no edulcorante para reducir el azúcar y al mismo tiempo mantener el sabor agradable de bebidas y chocolates.

La industrialización de la hoja de coca fundamentalmente sería para para gaseosas y chocolates. Y para esto se proponen tener un financiamiento para conseguir estractores industriales para este proceso, máquinas avaluadas en 40.000 dólares.

Esto, según la propuesta, con “una visión de desarrollo con sectores y productos permite aprovechar las obras de infraestructura existentes y las que crean vías, ferrocarriles, para crear riqueza y valor con la gente en los territorios donde están acompañándolos en su proceso de transformación productivo, educativo, social y organizativo”.

De acuerdo con la evidencia científica que aseguran contar y la experiencia de Perú, con la Empresa Nacional de la Coca (Enaco), que produce el extracto, el extracto de la hoja de coca puede ser un componente comercializable en el mercado de las gaseosas y del chocolate para disminuir el dulce de esos productos.

La idea es acabar con la coca sembrada en este momento y luego sembrar otros productos, que también pueden ser rentables a través de la industralización como el caso de la yuca, para hacer bolsas biodegradables que reemplazan las de plástico, o el caso de la piña, que además de la fruta, sus desperdicios pueden ser utilizados para producir Piñatex, un textil o cuerina vegetal hecho con el tallo de esta.

Paz explica que con el polímero extraído del almidón de la Yuca se produce una película flexible que permite sustituir el plástico de bolsas, vasos, pitillos, cubiertos y empaques. De hecho Life &Pack, una compañía que salió de la universidad del Cauca, la Nacional en Quindío y la Universidad Tadeo ya los produce.

Estos productos, además, del cacao y el café que ya tienen un mercado de exportación serían claves para sembrar luego de que se extraiga la hoja de coca.

Las cuentas

Los investigadores sostienen que cada hectárea produce 6 toneladas de hoja que se convierten en 3 toneladas de extracto, “el cual se envasa y se exporta a clientes de los tres sectores: colas, chocolates, farmacéutico”, estas últimas que estarían interesadas para la fabricación de medicamentos para aliviar distintos dolores y padecimientos.

Para eso, se requerirían de unos 315 millones de dólares para invertir en cuatro años, esfuerzo presupuestal similar al que se han invertido en erradicación en los últimos años. Los profesores detrás de la idea le presentaron esta iniciativa gubernamental encargada de este tema del Posconflicto, buscando algún impulso.

La experiencia peruana de Enaco se vende una botella de un litro a Estados Unidos y Europa en 30 dólares. Esa compañía tiene licencia de exportación de las autoridades de ese país.

De hecho, según Carlos Paz, Perú con una planta instalada para obtener extracto de la hoja logró exportar 100 toneladas de extracto a Coca-Cola en diciembre del año pasado. “Con solo Catatumbo, 27.000 hectáreas, se daría lo que necesita Postobon”, empresa con la que estos profesores ha buscado convencerlos de la idea

La propuesta incluye, además de crear la planta de producción, con su extractora avaluada en 40.000 dólares, que le compre la cosecha a los campesinos con el compromiso de sustituir por cultivos lícitos, la creación de una comercializadora para exportar el extracto de coca a empresas como Coca-Cola, Pepsico Nestlé, chocolateras de Inlaterra, Alemania, Suiza, Bélgica y Estados Unidos y vender té de hoja a otras como Juan Valdés o Starbucks Coffee.

El argumento es sencillo para darle una solución definitiva a este fenómeno que ha azotado el país en los últimos 40 años. Busca disminuir la producción de la producción de cocaína, ofrecer un ingreso económico a los campesinos y utilizar un producto ya sembrado. “A nadie se le ocurriría botar a la basura 200.000 hectáreas de café si ya están sembradas”, dice Paz, quien agrega además que el extracto de este sería también un aporte para reducir en un 80 por ciento el exceso de azúcar tan criticado que se usa en la industria de gaseosas y el chocolate.

Sin embargo, hay voces escépticas de esta idea. Para Eduardo Díaz, quien estuvo a cargo desde el gobierno Santos de la puesta en marcha del programa de sustitución de cultivos esta idea es bien compleja y no resultaría nada fácil de implementar. Incluso, dice, puede llegar a ser absurda dado que implicaría la expectativa de la creación de un mercado y una disponibilidad de recursos muy amplios para la industrialización de la coca por una sola vez.

"Es cierto que la coca puede tener usos legales como los han desarrollado en Bolivia o Perú, y también en Colombia más allá de la que hacen comunidades indígenas por razones culturales, el uso de esta es el 99 por ciento ilegal referido a cocaína", dice Díaz, pero a renglón seguido señala: "Crear la expectativa de que unas áreas de coca puedan utilizarse a esos proyectos, podrían generar falsas expectativas a los campesino".

Para este experto en la estrategia para disminuir las hectáreas de este cultivo, compromiso que tiene Colombia, "lo que se debe centrar es que se siembre cacao, maíz caucho, que ya tienen mercados ciertos". Añade que "la superación de ese problema es la aplicación de la reforma rural del acuerdo ilegal integral, desarrollo de vías, crédito y educación, no buscar mercados de la coca y menos solo por una única vez".

"¿Quién invierte en una planta de procesamiento para la industrialización de un cultivo por una sola vez? ¿Creada la industria y la capacidad de producción qué pasa después?", pregunta Díaz, quien además para contemplarse debería tenerse certeza de temas logísticos para retirar el producto, en zonas donde por lo general no hay fácil acceso.

Fuente: https://www.eltiempo.com